A diferencia de otros sentidos y a nivel general, para que podamos movernos eficazmente y mantenernos en equilibrio precisamos de múltiple información procedente de la propiocepción o sensibilidad profunda, de la visión y, sobre todo, del vestíbulo.
El vestíbulo o sistema Vestibular es un pequeño receptor que se encuentra dentro de nuestro oído interno que se encarga de censar, percibir e informarle a nuestro cerebro de forma constante y permanente de cómo movemos nuestra cabeza. Gracias a esta información procedente de este pequeño receptor, el cerebro junto a otras estructuras no menos importantes de nuestro sistema nervioso central coordinan el movimiento de nuestros ojos para que no se distorsione la visión y los músculos que nos ayudan a mantener la postura y el equilibrio cuando movemos la cabeza.
Cualquier alteración que afecte a este complejo sistema provoca un conjunto de síntomas como mareos, vértigos e inestabilidad con riesgos de caídas y alteración de la marcha.
Según el grado de afectación del sistema e intensidad de los síntomas el cuadro puede durar horas, días, meses hasta años con riesgo en algunos casos de discapacidad.
La recuperación de la actividad vestibular puede deberse a la restitución anatómica tras la lesión. Sin embargo, en muchas ocasiones la lesión es irreversible o recidivante. En estos casos, la plasticidad cerebral permite que se produzca una compensación central, a través de mecanismos de habituación (disminución de la respuesta a pesar del mantenimiento de la descarga de la neurona sensorial) adaptación (disminución de la descarga aferente de la neurona sensorial primaria) y sustitución (uso de la información proveniente de la visión y de estímulos somatosensoriales así como el desarrollo de estrategias alternativas)
Esta capacidad de compensación, en sus diferentes vertientes, es el fundamento en el que se basa el programa de rehabilitación vestibular.
La rehabilitación vestibular tiene como objetivos eliminar los síntomas, disminuir la inestabilidad y el riesgo de caídas e incorporar al paciente a sus actividades habituales lo antes posible y comprende un conjunto de actividades y ejercicios dirigidos a promover la máxima compensación posible del sistema vestibular o, en caso necesario, a seleccionar estrategias adecuadas de sustitución.
El programa de rehabilitación vestibular debe diseñarse de forma individual tomando como punto de partida precisa de forma ineludible, conocer las causas de la lesión. Esto permite establecer la indicación de la rehabilitación vestibular y el grado de respuesta esperada ante objetivos alcanzables, ya que el vértigo y el desequilibrio son síntomas comunes a múltiples procesos.
Con el estudio minucioso de los pacientes podemos conocer la naturaleza de la lesión, el grado de déficit, las estrategias que usa el paciente ante la misma y la repercusión en su calidad de vida, también se puede determinar cuál es el pronóstico y establecer los objetivos concretos tanto a corto plazo como finales. Los programas de rehabilitación vestibular deben ser adaptados a cada momento evolutivo, asegurando la progresión de los mismos hasta la consecución de todos los objetivos planteados.
Por ende, la rehabilitación en pacientes con lesión del sistema vestibular comprobada es sumamente importante para su reinserción social y normalización en las actividades de la vida diaria.